Comunidad de aves

Aves del río Renaico

 por Daniel Rivera Cáceres, Ornitólogo de campo

La flora y la fauna que habitan en un territorio no solo tienen sentido en dar belleza al paisaje, sino que también cumplen funciones esenciales en cada uno de los ecosistemas en los que viven. Cuando comenzamos a reconocer cada forma de vida en nuestro entorno, no solo nutrimos nuestro conocimiento de la naturaleza, sino que también logramos comprender mejor nuestro territorio y enriquecer nuestra identidad.

A orillas del río Renaico, ubicado en la comuna del mismo nombre, se hallan bellos y variados ecosistemas que brindan escenarios perfectos para pasear en familia. Así mismo, para hallar interesantes especies de aves cuyas poblaciones han disminuido notoriamente a causa del ser humano. Aun así, resisten gracias a todo lo que la cuenca del río Renaico entrega. Su recorrido de este a oeste no es menor, por lo que la diversidad de aves que podemos encontrar en su ribera es bien variada, recibiendo o despidiendo algunas especies según la estación del año.

Mirlo, pintura de Roberto Flores 

La ribera del río Renaico brinda refugio y alimento a algunas especies como el martín pescador (Megaceryle torquata stellata), la garza cuca (Ardea cocoi), la garza grande (Ardea alba), el churrete (Cinclodes patagonicus),  y el pato anteojillo (Speculanas specularis). Estas aves pasan gran parte del tiempo en la ribera o en el agua misma, siendo importantes reguladores de poblaciones de invertebrados, anfibios y peces presentes en el río. Además de esto, algunas destacan por su belleza, como lo es el caso del martín pescador, un ave muy atractiva y de gran interés para quienes practican el avistamiento y la fotografía de aves, por lo que estas especies también podemos considerarlas como un importante atractivo turístico para la comuna.

 

Martín Pescador, pintura de Rodrigo Prado
Pato Jergón Grande, pintura Mural de Roberto Flores

En los ecosistemas adyacentes a la cuenca podemos encontrar algunos humedales que mantienen vida durante todo el año. Las especies que residen en este tipo de espacios guardan una estrecha relación co-evolutiva con el resto de las formas de vida que hay allí, por lo que la inminente desaparición de estos sitios no solo podría afectar la supervivencia de una especie, sino que de varias. Así es como podemos encontrar aves como el run run (Hymenops perspicillatus), el bailarín (Elanus leucurus), la bandurria (Theristicus melanopis) y el treile (Vanellus chilensis) frecuentando los espacios que brindan estos terrenos húmedos, en donde no solo encuentran su alimento, sino que también son excelentes sitios para criar a su descendencia.

En el trayecto de este afluente también se hallan numerosas vegas que poseen las características ideales para que aves como el pequén (Athene cunicularia) puedan localizar una madriguera en donde refugiarse. La perdiz chilena (Nothoprocta perdicaria), el zorzal (Turdus falklandii) y la tórtola (Zenaida auriculata) son algunas de las especies que existen en estos sitios. Sin duda alguna, la mayor variedad de aves se da en el grupo de las paseriformes – aquellas que comúnmente llamamos “pájaros” y que tienen pequeño tamaño, grandes alas y patas de cuatro dedos. Entre ellas, se cuentan aquellos que se mueven en grandes bandadas y que en primavera deleitan con su canto a cualquier persona que las pueda contemplar por un momento: la diuca (Diuca diuca), el chincol (Zonotrichia capensis chilensis), la loica (Leistes loyca), el chirihue común (Sicalis luteola), el tordo (Curaeus curaeus) y el jilguero (Spinus barbatus).

A pesar de la continua intervención humana que se ha dado en este río, aún se conservan algunos relictos de bosque nativo, generando algunos parches de estos importantes ecosistemas boscosos en los que habitan especies como el concón (Strix rufipes), el peuquito (Accipiter chilensis), el aguilucho de cola rojiza (Buteo ventralis) y el aguilucho chico (Buteo albigula), quien llega de visita todos los veranos. Estas aves rapaces, a pesar de ser especies diferentes entre sí, comparten una característica: son especialistas del bosque. Esto quiere decir que su relación con el bosque nativo es mucho más estrecha que en comparación con otras aves. Por eso es que es muy importante proteger y restaurar el bosque nativo de la cuenca del río Renaico.

Colibrí o picaflor chico, dibujo de Rodrigo Prado

La presencia o ausencia de estas aves es un claro indicador de la salud del ecosistema, ya que al ubicarse en la cima de las tramas tróficas – que se relaciona con la red alimentaria de las especies -, cumplen la importante función de regular las poblaciones de aquellos organismos que forman parte de sus dietas.

El río Renaico es el hogar de una rica biodiversidad que necesita urgentemente ser protegida, puesto que el avance del extractivismo sobre este territorio ha ido cambiando súbitamente la configuración del paisaje. Es importante que la comunidad demuestre interés en conocer la vida silvestre de esta cuenca, ya sea por iniciativas propias, así como por las de organizaciones de la sociedad civil como el  “Colectivo social Salvemos el río Renaico”.

Cuidar nuestro entorno es una tarea de todas y todos. Cuando conocemos en detalle lo que en él habita, entendemos que hay motivos de sobra para preservarlo para las futuras generaciones.

Loica, dibujo de Rodrigo Prado